Receta de otoño

 

Para obtener un buen otoño se busca un pincel de pelo de ardilla y luego se toma agua de nube, a ser posible de una gris y ovalada, aunque las alargadas con forma de lágrima también hacen apaño; seguidamente se mezcla el agua con tres partes de hoja de arce, abedul y brezo, bien bañadas en tierra, preferiblemente ocre y granulada, se le añade una brisa de las tristes y, el toque final: un gironcito de sol de tipo rojizo o anaranjado, en los atardeceres encontraréis muchos. Finalmente se espolvorea con aroma a petricor, lo venden a granel en los prados húmedos de cualquier pueblo, también lo podréis comprar en algunos de los jardines de ciudad, aunque el aroma es menos intenso.

Y, ya tenemos un hermoso otoño listo para saborear.

 

María Jesús

 

 

 

 

 

 

Comienzos

 

El olor a papel de la libreta que estrenamos en septiembre. El destello en el pétalo encarnado de la rosa acabada de nacer. El sabor dulce y vibrante de la primera cereza en primavera. La lluvia que marca el inicio del otoño. El trino de la alondra en la mañana de verano. La primera vez que el corazón vistió el velo azul de la nostalgia. La primera herida que no se cierra con la caricia de una madre.

El temblor del primer beso. La mirada, siempre nueva, del que acaba de nacer. El primer paso que damos prescindiendo de brújulas y mapas.  El primer aliento compartido. El primer libro que querríamos infinito. La primera lágrima que nos enseña que el agua también quema. La primera puesta de sol junto al mar que nos enturbia el corazón. El primer te quiero que se dice desde la profundidad del alma. La primera canción que aprendemos para siempre. El primer silencio compartido. La amistad primera en donde conocemos la dicha de ser dos en soledad. La primera ausencia. El descubrimiento de las estrellas y el abismo. El primer verso del poema…

Comienzos.

María Jesús