jueves, 11 de septiembre de 2025

 




La selección

 

―¿Hay muchos? ―preguntó González entreabriendo ligeramente la puerta del despacho.

Sánchez se sacó el palillo de la boca y se encogió de hombros.

―Bastantes, ya lo ves ―respondió Guzmán, el delegado sindical, frotándose las manos.

―Mal iría que entre tanto ganado no hubiera alguno capacitado para el puesto ―comentó socarrón Julián, el más viejo de todos.

―¡Este promete! ―exclamó López golpeando, con un índice curtido, robusto y decidido, uno de los papeles que había sobre la mesa.

―Canta ―ordenó, más que pidió, Guzmán.

López se aclaró ruidosamente la garganta como si fuera a hablar en un mitin, de aquellos sin megáfono.

―Borja Alejandro de la Escollera y Mendoza de Rial ―empezó―. Licenciado en Empresariales, Derecho, Comercio internacional…etc. Por diferentes universidades…

―¿Privadas? ―preguntó Sánchez.

―Todas ellas, compañero ―afirmó el lector antes de proseguir alegremente con su lectura―. Poseedor de una… ―contó con los dedos― veintena de másteres de los que cuestan tres riñones y dejas uno a deber.

Hubo un coro de risillas cómplices.

—¿Qué más nos ofrece, el galán? —preguntó Julián.

—Dos imputaciones por corrupción y fraude, más una por soborno; investigado por diversas cuentas en Andorra y Suiza, dos divorcios, tres niños…

—Su vida privada nos la trae al pairo, López —interrumpió Modesto, el secretario del comité, que hasta entonces no había abierto la boca.

―Yo… es por añadir pedigrí ―se justificó el hombre—. Los niños estudian en tres colegios distintos, de esos que necesitas la recomendación de san Pedro para entrar. Religiosos, carísimos y podridos…―hizo una mueca antes de proseguir―. También posee terrenos y fincas a nombre de otros propietarios, y está bajo investigación policial por no cumplir las ordenanzas de salubridad y riesgos laborales en todas y cada una de sus empresas.

―Este promete —afirmó Modesto frotándose las manos—. Buen currículum.

—Cierto, difícil encontrarlo mejor —Guzmán asintió.

—Creo, compañeros, que ya tenemos nuevo director gerente. Este hará subir la empresa, fijo ―profetizó Julián.

―Con su historial… ya te digo —afirmó González sonriente.

―A ver si al menos nos dura unos meses, que esta gentuza en cuanto arrambla con los cuartos, desaparece y, si te he visto, no me acuerdo ―se quejó Sánchez que llevaba mal aquellas entrevistas.

—Están los tiempos muy malos, Sánchez, no pidamos demasiado —dijo Modesto con resignación.

Y los compañeros, satisfechos de su labor, antes de volver a sus puestos de trabajo, se dispusieron a contratar al que sería su nuevo jefe.

María Jesús

 

 

 

 

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