A una anciana de Ucrania
Hambre,
frío y miedo
Dice que nació en un pequeño pueblo situado en
el este, a caballo entre dos países, de esos que divide el hombre, no la
tierra.
De niña vivió una guerra, la
segunda en el orden de las guerras mundiales, según le explicaba su abuelo.
Ella asentía, y se iba acostumbrando al hambre, al frío y al miedo.
La savia de su juventud, la
secó la escarcha de un régimen totalitario y gris; mientras el hambre, el frío
y el miedo seguían junto a ella, en pie, firmemente alzados.
En su madurez, los hombres
derrumbaron un muro que otros hombres habían alzado, y entre sus ruinas tuvo
que volver a aprender a vivir una vida diferente; mejor dijeron unos, más libre
dijeron otros. Y, aunque intentaron suavizarlos disfrazando sus nombres, ella
siguió sintiendo en su piel y en su aliento, el frío, el hambre y el miedo.
Hoy, ya vieja, a caballo entre
este mundo y el otro, vuelve a sufrir la oscuridad de otra guerra, y sigue
sintiendo frío, hambre y miedo.
Y le parece que su vida ha sido solo un grito
sordo, un gesto inmóvil, una mirada encerrada en unos ojos.
(Marzo /2022)
María Jesús
Como lectora veo el recorrido de la protagonista a través de las guerras mundiales y una crítica social suave como característica tuya. Un abrazo grande
ResponderEliminarMuchas gracias, Maribel. Una vida que, como todas, hubiera merecido ser vivida en la luz y la alegría, no entre sombras. Un abrazo fuerte
ResponderEliminar