miércoles, 19 de abril de 2023

 




Publicado en la Revista Almiar

 

Evaristo (El sueño de los justos)

  

Como Dios en su séptimo día: cansado, pero satisfecho de su labor. Así se sentía Evaristo cada tarde al salir del trabajo.

Antes de llegar a la pensión, con nombre de mujer y olor de cocido, daba un paseo por el puerto y aspiraba el olor a salitre y a horizonte. A veces, compraba pan y se lo echaba, sin prisa, a las palomas.

   Después, subía Rambla arriba, cenaba, cepillaba minuciosamente su uniforme, sacaba brillo a la hebilla del cinturón y, lustraba sus botas negras con un esmero que rayaba la ternura; luego, se acostaba.

Y, como los ángeles, dormía santamente, acunado por los gritos desgarrados que habían ido dejando en su inconsciente, aquellos a los que durante el día había ido torturado.

María Jesús

 

2 comentarios:

  1. Me ha gustado la crítica social con esa fineza que es tu estilo. Un abrazo de letras querida María Jesús

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  2. Muchas gracias, Maribel querida. me alegro de que te guste. Otro abrazo para ti

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