martes, 30 de abril de 2024

 



El apéndice

 

En el barrio nos miran mal. Quizá sea porque en casa todos vestimos trajes holgados o pantalones anchos de gomas bien extensibles en la cinturilla. Así ocultamos nuestro apéndice extralargo —como lo llama el abuelo—. Nos depilamos casa doce horas y tenemos la costumbre de hablar a gritos.

Hemos dominados nuestro amor por los bananos, pero aún temblamos perceptiblemente cuando un árbol de ramos recias y frondosa hojarasca, se cruza en nuestro camino.

María Jesús

 

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