“No la
toques ya más…”
Abre despacio el cuerpo, que lo contempla
inerte, desvalido en su silencio y, no sin dudas, pero con pulso que intenta
ser firme, recoloca, vacía, arremanga sus entrañas, pule, estira, llena, gira,
escucha la pulsación… hasta que siente el latido, preciso, nunca perfecto.
Lo mira con frágil satisfacción
y, pasa a su siguiente… obra.
María Jesús
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