Polvo
eres…
«Polvo eres y en polvo te convertirás»,
canturreaba Teresa, cada día de Dios, mientras trajinaba por aquellas salas
anchas y cuadradas, seguida por la quieta placidez de las miradas de célebres
personajes.
Estaba convencida de que sus palabras
le otorgaban un plus de divinidad a su quehacer diario.
Al acabar, con el mismo
respeto con el que un sacerdote coloca el cáliz y la patena en el sagrario,
Teresa guardaba el plumero y las gamuzas en el pequeño armario de los útiles de limpieza del museo.
María Jesús
Me ha gustado tu micro y la visibilidad que tiene y la ironía.Un abrazo muy grande María Jesús querida
ResponderEliminarMil gracias, amiga. Me alegro muchísimo de que te haya gustado. Abrazo 🤗
EliminarJajaja, muy bueno M. Jesús!!
ResponderEliminarBesicos muchos.
Muchas gracias, Nani. Otra ronda de besicos para ti también. 😘
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