viernes, 24 de enero de 2025

 




Receta para pintar un cuadro

Lienzo de Montserrat González García

 

Se toma un pincel fino y una docena y media de colores surtidos que irán del blanco al negro pasando por el gris marengo y el azul cobalto, sin olvidar una pizca de rosa palo y de amarillo limón; seguidamente sacamos el lienzo impoluto, que previamente habremos horneado bien por los dos lados, y comenzamos la labor de hilar colores con figuras. Necesitaremos buen pulso para aliñar las líneas y rellenar los espacios, tampoco nos iría mal un cuarto y mitad de paciencia.

Una vez colado el dibujo, lo dejaremos secar y, posteriormente, lo caramelizaremos con un toque personal de vainilla, canela o hierbabuena.

Esta receta admite múltiples combinaciones tanto de colores, como de imágenes e, incluso, se podría, si se quiere, prescindir de los colores y el pincel y, elaborarlo con carboncillo, del tipo duro y fino, o con acuarelas de las que vienen en esas cajas de lata, bien cortadas en tajaditas cuadradas.

Si lo que nos apetece es algo dulce, nada como decantarnos por el pastel. Bien batidos sus colores suaves y, con un pensamiento de polvillo de azúcar, para que queden bien glaseados. Siempre podremos rectificar de dulce añadiéndole un pellizco de pimienta en grano o canela en rama. Con esta especialidad, es menester un poco más de tino y pulso, pero el resultado es espléndido.

En cualquiera de los casos, no olvidemos usar un buen caballete en parrilla para sujetar con firmeza el lienzo, y ponernos un blusón de un naranja afrancesado. La gorra de terciopelo negro, es opcional.

Y ya podemos crear nuestra obra de arte.

 

María Jesús

 

 

martes, 14 de enero de 2025

 




El barco

 

El barco extiende sus alas albas

y enfila rumbo hacia la isla lejana

—de cal y arena—

surca largas montañas

—ocre y morado—

y se desliza, ligero, por el cielo

—sendero violeta y grana—

con que se viste la tarde

vuela por los blandos mares

de añil ceniza y turquesa

se desliza sobre el verde

—acastañado del aire—

y, más tarde,

traspasa el intacto malva

de la aurora.

y arriba cierto,

salado y claro,

a la solitaria isla,

—de cal y arena—

María Jesús

 

 

 

sábado, 4 de enero de 2025

 




Receta para un día de Navidad

Fotografía: Landsmann

 

Se cogen cinco o seis villancicos y se amasan bien con un poco de musgo y un pensamiento de muérdago; seguidamente apartamos un poco de frío, si es helado mejor, y lo escarchamos con azúcar y anís. Dejamos reposar por separado, y en un molde aparte, echamos la alegría y la tristeza, un poquito de nostalgia y bastante emoción, de esa de calidad superior que guardamos para las grandes ocasiones.

Añadimos la sonrisa ilusionada de un niño y la mirada añorada de una abuela, más un retazo de zambomba y unas gotas de pandereta.

Lo confitamos todo junto y bañamos el portal, cuanto más humilde, mejor; agregamos a la masa, alguna estrella de algodón dulce, un par de pastorcillos de chocolate laminado y un buen puñado de almendras, higos, pasas y avellanas, todo bien cortadito en juliana.

Lo dejamos cocer al horno de la buena voluntad, y lo repartimos entre todos los seres de la tierra.

Según gustos, se le puede añadir unos gramitos de nieve azulona o unos gajos de sol calabaza.

Y, a disfrutar de un buen día de Navidad.

 

María Jesús