martes, 2 de septiembre de 2025

 




La begonia azul

Seleccionada y publicada en el XIII Certamen Manuel J. Pelaez

 

Cuando ella me dejó, se olvidó en casa una pequeña planta: una begonia de flores azuladas.

Yo la riego con esmero y vigilo cada día su tierra, sus flores y los retoños que le van naciendo. No me olvido de su ración de fertilizante mensual; tampoco de rociarla, de vez en cuando, con un poco de insecticida para que no hagan nido en ella los gusanos.

Está hermosa, crece sana.

Ni siquiera las quemaduras de los cigarrillos con las que, metódica y dulcemente, abraso sus hojas una vez por semana, hacen que la pequeña begonia palidezca.

 

María Jesús