Los
tímidos
Julio y Ana eran vecinos. Uno vivía en la
puerta A y otra en la B. Como eran dos personas muy tímidas, cuando se
encontraban en la portería o el ascensor, bajaban las miradas y apenas se
dirigían un saludo rápido, vacilante y cabizbajo: «Buenos días, buenas noches»,
poco más.
Cuando ocurrió la gran
explosión, la galaxia se desmoronó, y el mundo quedó vacío, solo sobrevivieron
ellos dos: Julio y Ana, cada uno en su piso.
Ahora, cuando se cruzan en la
escalera (el ascensor ya no funciona) se siguen saludando: «Buenos días, buenas
noches». Mantienen las miradas bajas y la voz vacilante, aunque quizá, ahora, no
se apresuran tanto como antes.
María Jesús

Me ha gustado mucho tu micro lo cierras muy bien. Un abrazo otoñal querida amiga
ResponderEliminarMuchas gracias, Maribel. Me alegra que te haya gustado. Sí, en el cierre está la llave. Un abrazo fuerte, amiga
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