Seleccionado en el Certamen
Javier Tomeo.
Publicado en «Cultura y
compromiso», noviembre 2019
No
todos los caminos conducen a Roma
Rucita llegó a casa de la abu
con la lengua fuera. Abrió de un empujón la puerta y se dirigió a la cocina;
allí depositó el paquete de comida que había recogido en el banco de alimentos.
Luego le dijo a la anciana que, una vez más, había conseguido rehuir la orden
de desalojo. Esta vez, explicó, le
dio a aquel feroz secretario judicial las señas de la nueva casa de ladrillo,
aquel chalet de súper lujo en el que ahora vivía el director general del Holding financiero.
María
Jesús
Que inteligente Rucita, un abrazo querida María Jesús
ResponderEliminarJaJaJa... sí, una chica lista. Un abrazo querida Maribel
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