miércoles, 12 de octubre de 2022

 



Complejos

 

Es extraño, hoy todavía no nos hemos cruzado. La verdad es que me da igual, bueno igual no, mejor. No me gusta cómo me mira, siempre igual, no por encima del hombro porque yo soy más alta, pero sí con ese aire de superioridad. Ahora, que sí cree que voy a bajar la mirada está listo...

    Ya ni sé cuánto tiempo hace que nos encontramos por este paseo, siempre a las mismas horas. Él con el rubio ese que le acompaña, el fortachón, que camina unos pasos por detrás y, que va siempre hojeando el diario ¡qué maleducado! Al menos, María y yo vamos siempre acompasadas y en un discreto silencio.

    Me da rabia cuando echa hacia atrás la melena rojiza y mira hacia los lados a ver si alguien se fija en él. Es un presuntuoso, un chulo barato.

   Se creerá que, porque es atlético y tiene esos enormes ojos almendrados de color miel, nos trae a todas de cabeza. Claro que hay algunas... por ejemplo: la menudita aquella de los rizos, siempre que lo ve se pone como tonta, y anda que sabe disimular; el otro día sin ir más lejos casi empieza a perseguirlo, suerte que su amiga, que ya se la ve más sensata, le dijo cuatro cosas y la detuvo. ¡Qué poco orgullo, por Dios! con especímenes así no me extraña que se lo tenga creído.

    Ahí viene, me haré la despistada. Yo como si no lo viera. A fin de cuentas, las calles están llenas de melenas rojizas y de ojos marrones.

    Ya está, ya ha torcido por la otra calle. Pero hoy, hoy me ha mirado a los ojos. Creo que le gusto, mi instinto no suele fallar. Esperaré a ver si mañana se decide y me dice algo, porque le gusto, eso, seguro.

    Y bien mirado, es normal que le atraiga. Yo no estoy nada mal, aunque me sobren algunos kilos y me haga falta ir ya a la peluquería a que me corten estos pelos. Lo que me pasa es que con tanto anuncio de sílfides y tanta mala leche que se gastan algunos y algunas, mi autoestima anda por los suelos.

    Venga, Luna, valor. Porque, bien mirado: ¿qué tiene un setter irlandés, por muy musculoso que sea, que no tenga una dulce San Bernardo algo metidita en carnes?

María Jesús

 

 

 

 

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