Huellas
«La belleza es verdad y
la verdad belleza.
Nada más se sabe en
esta tierra
y nada más nos hace
falta conocer» (Keats)
I
Quieren atrapar la belleza del instante, o la
alegría de la sorpresa, o tal vez enmarcar al tiempo. Encerrar en una cartulina
de colores la vida, como el coleccionista que prende a una mariposa con un
alfiler y la coloca en un álbum. Pero todos sabemos que, cuando vuelves a ella,
ya no es lo mismo, nunca es lo mismo. Nadie ha aprendido aún cómo guardar una
sensación entre cuatro colores y un papel. Y quizá, sea mejor así. El instante
se desvanece al rozar el aire y ya no vuelve jamás, esa es la magia.
II
Se rozan, sin pensar, los cuerpos. Las miradas
se posan al mismo tiempo en el mismo lugar; durante unas horas compartimos el
arte, el espacio, la historia, andamos por los mismos pasillos mil veces
paseados y se nos encoge el corazón ante el cuadro tantas veces admirado desde
lejos. Armados con el plano y la cámara sin flahs
pasamos ante los torpes detectores de metal, incapaces de notar que cada uno de
nosotros ha robado un reflejo de belleza, que lleva oculto en el recuerdo.
III
Tropiezo y apoyo delicadamente mi mano en la
columna de mármol. Más de dos mil años en pie, firme testigo del paso de la
historia: imperios, guerras, luces y sombras. Busco con dedos expertos el
corazón que late bajo la piedra y la veo a ella. Una mujer igual que yo, aunque
su idioma, sus recuerdos, su tiempo y sus secretos fueran otros. Una mujer que
tropieza y busca el apoyo en esta columna de mármol. Atravesando más de dos mil
años, sus huellas y las mías se mezclan en la tierra, aquí y ahora.
María Jesús
Me gusta la filosofía que impregna en tus textos. Un abrazo grande, amiga.
ResponderEliminarMe alegran tus palabras. Otro abrazo fuerte para ti
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