viernes, 1 de marzo de 2024

 




Huellas

 

«La belleza es verdad y la verdad belleza.

Nada más se sabe en esta tierra

y nada más nos hace falta conocer» (Keats)

 

I

Quieren atrapar la belleza del instante, o la alegría de la sorpresa, o tal vez enmarcar al tiempo. Encerrar en una cartulina de colores la vida, como el coleccionista que prende a una mariposa con un alfiler y la coloca en un álbum. Pero todos sabemos que, cuando vuelves a ella, ya no es lo mismo, nunca es lo mismo. Nadie ha aprendido aún cómo guardar una sensación entre cuatro colores y un papel. Y quizá, sea mejor así. El instante se desvanece al rozar el aire y ya no vuelve jamás, esa es la magia.

 

II

Se rozan, sin pensar, los cuerpos. Las miradas se posan al mismo tiempo en el mismo lugar; durante unas horas compartimos el arte, el espacio, la historia, andamos por los mismos pasillos mil veces paseados y se nos encoge el corazón ante el cuadro tantas veces admirado desde lejos. Armados con el plano y la cámara sin flahs pasamos ante los torpes detectores de metal, incapaces de notar que cada uno de nosotros ha robado un reflejo de belleza, que lleva oculto en el recuerdo.

 

III

Tropiezo y apoyo delicadamente mi mano en la columna de mármol. Más de dos mil años en pie, firme testigo del paso de la historia: imperios, guerras, luces y sombras. Busco con dedos expertos el corazón que late bajo la piedra y la veo a ella. Una mujer igual que yo, aunque su idioma, sus recuerdos, su tiempo y sus secretos fueran otros. Una mujer que tropieza y busca el apoyo en esta columna de mármol. Atravesando más de dos mil años, sus huellas y las mías se mezclan en la tierra, aquí y ahora.

María Jesús

 

 

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