Como
siempre
Aquel primero de enero, como siempre, colgó su
calendario en una pared de la cocina, junto al salero de cerámica que le
trajeron los hijos de Aranjuez y el trapo de cocina amarillo que tenía una taza
de café bordada en un extremo.
El calendario quedó suspendido
sobre la pequeña mesa auxiliar de madera clara, a la luz alargada del
fluorescente del techo.
Ojeó, como siempre, en qué día
caerían aquel año las fiestas señaladas y que litografía correspondía a cada
mes. Solía arrancar, el último día del
mes, la página correspondiente y mirar con cierta ternura al mes recién nacido.
Sonrió al ver que aquel año su
cumpleaños, el 12 de mayo, presidido por una hermosa puesta de sol marina,
caería en domingo, buscó un bolígrafo rojo, y lo señaló con una cruz; luego,
para borrar una arruga del papel, pasó la mano por la página.
¿Cómo saber aquel primero de enero, que nunca llegaría a arrancar aquella hoja?
Me gusta tu micro tienes mucho ingenio.Un abrazo lluvioso querida María Jesús
ResponderEliminarMuchas gracias. Me alegro de que te guste. Otro abrazo grande para ti.
EliminarMuy bonito y sorprendente final. Me ha gustado tu relato.
ResponderEliminarSoy Nani (https://www.instagram.com/na.ni7818/?hl=es#) en Instagram. Nos comentamos por allí normalmente. No recuerdo haber pasado por tu blog, pero ahora lo haré.
Besicos muchos.
Muchas gracias, Nani. Un placer recibirte en mi casa de letras siempre que quieras. Un abrazo
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