Energía
renovable
Muchos años después, en la era de la energía
eólica, cuando el valeroso caballero volvió a enfrentarse a los perversos
molinos de viento, le sorprendió sobremanera la escualidez de estos.
―¡Vive Dios!, mi buen Sancho
—exclamó— que estos gigantes malandrines se han quedado en puro aire.
—Mire vuesa merced, que los
tiempos cambian —meneó la cabeza el escudero—. La lozanía y hermosas lorzas por
las que antaño se suspiraba, ahora se han tornado antiguas, y se gastan más las
siluetas refinadas como aquestas —explicó Sancho con paciencia.
—Así será, amigo Sancho
—convino el caballero—. En verdad, las gorduras y los untos nunca hicieron bien
a nadie —afirmó reflexivo, más luego, aguzando la vista, exclamó—: pero, ¡Por
todas las barbas de cuántos caballeros en el mundo han sido! Diría que estos
flacos desalmados, entre mudanza y demora, andan mancados de un brazo.
Y, viendo lo desigual de la
lucha, optó por retirarse.
María Jesús
Muy bueno el dialogo entre Sancho y Don Quijote.Un abrazo muy grande María Jesús
ResponderEliminarMuchas gracias, amiga. Un abrazo fuerte
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